No se andan con
muchas bromas en el Frente Nacional de Marine Le Pen. Y la de la
cantante Madonna, que asimila en un video clip la imagen de la
presidenta de la formación de extrema derecha con el nazismo, la
consideran de muy mal gusto. Hasta el punto de interponer una denuncia
contra la artista norteamericana después de que el sábado, en su único
concierto en París, se emitieran durante una de sus actuaciones las tan
traídas y polémicas imágenes. En el clip en cuestión, que acompaña al
tema «Nobody knows me», se puede ver el rostro de la estrella del pop
codearse, alternativamente, con el de otros populares personajes,
cargados todos ellos de fuertes connotaciones, como Hosni Moubarak o el
Papa Benedicto XVI. Hacia el final y durante apenas unos segundos, se
percibe la imagen de Marine Le Pen, con una cruz gamada en la frente,
instantes antes de fundirse con la silueta de un personaje con gran
parecido al Führer Adolf Hitler. Una suerte de clamor inundó el Estadio
de France en ese momento preciso del concierto, uno de los pasajes sin
duda más esperados por los seguidores franceses de la cantante.
Dicho y hecho. La ultraderechista había prometido guerra en los
tribunales si Madonna se atrevía a difundir el vídeo durante su etapa
gala y el Frente Nacional (FN) no se dio ni un segundo de tregua,
dispuesto a llevar a la siempre polémica artista ante las fauces de la
Justicia.
«Es una provocación más destinada a luchar contra las dificultades por
las que pasa con su público, ya que su gira parece que está siendo un
sonoro fiasco. Esta provocación es inadmisible porque recurre a la
relativización de cosas muy graves» declaró ayer el Florian Philippot,
vicepresidente del FN al anunciar a varios medios galos la intención de
interponer esta misma semana una denuncia por injurias y por atentar
contra la imagen y el honor de la política gala, además de para defender
al mismo tiempo «a nuestros electores y simpatizantes».
Airada reacción
«Estaremos esperándola», dijo sobre Madonna la propia Marine Le Pen el
pasado mes de junio, apenas unos días después de que se iniciara en
Tel-Aviv el «MDNA Tour» y se viera por primera vez el video clip de la
discordia. «Entiendo que las viejas cantantes que necesitan que se hable
de ellas lleguen a tales extremos», ironizó entonces la cáustica Le Pen
después de que advirtiese a la artista de que tomaría acciones.
El patriarca de los Le Pen y fundador del partido de ultraderecha llegó a
sugerir a su hija que, además de la demanda, pidiera una indemnización
de un millón de dólares. «No es pagar demasiado por tamaña difamación,
al servicio del mercantilismo cultural», aseveró por esas fechas un
Jean-Marie Le Pen visiblemente indignado.
El paralelismo que se hace entre la líder de extrema derecha y algunos
símbolos «injuriosos y que representan algo de nuestra Historia tan
atroz e inmundo». Según Philippot, «no es tolerable». «Ningún otro
responsable político lo aceptaría», añadió ayer en una radio gala antes
de invitar a la indómita Madonna a que recurra a otras artes para
hacerse publicidad. «Que se dedique a lanzar sus bragas como hacía antes
para que hablen de ella. Que vuelva a sus viejos métodos», se indignaba
el responsable del FN y, a la sazón, pareja de Marine Le Pen, que
aprovechó para señalar la tibia acogida que está teniendo la gira
mundial de la cantante pop, a punto de cumplir 54 años.
Conviene recordar que la «Material Girl» conquistó al público galo
cuando durante su primera gira mundial, el «Who’s That Girl Tour»,
arrojó unas bragas –supuestamente suyas– a los 130.000 espectadores que
acudieron a verla al Parc des Sceaux.
Abonada al escándalo
Pero hace falta mucho más para amilanar a la reina del pop, célebre por
sus innumerables provocaciones fuera y dentro del escenario. La cantante
de «Like a virgin» ya estuvo a punto de ser detenida en Toronto por
simular una masturbación en escena durante el «Blond Ambition World
Tour» en 1990. Además, ya en 2006 Madonna tenía a la familia Le Pen en
su punto de mira cuando ilustró su canción «Girl gone wild» con la cara
de Jean Marie Le Pen junto a la de Adolf Hitler, Saddam Hussein o Silvio
Berlusconi.
Si ayer no hubo reacción de la cantante ni de su entorno a la amenaza de
denuncia, los pro-Madonna ya se encargaron de salir a su rescate. Desde
«SOS Racismo» destacaron el discurso «antirracista y feminista de la
artista» así como su «lucha contra las discriminaciones». Tras el
concierto del sábado en el Stade de France de París, en el que no logró
llenar las 80.000 localidades del aforo, Madonna recalará de nuevo en
Francia el 21 de agosto para el público de Niza y la Costa Azul. Con
este «MDNA Tour», su novena gira internacional, la artista tiene
previstos 80 espectáculos en más de treinta países para acabar a
principios de 2013 en Australia. A buen seguro que todavía tiene
reservado más de un gesto que alimente la polémica.
Los Le Pen: amigos de la polémica
Decir Le Pen es sinónimo de escándalo. Si en esta ocasión Marine Le Pen
juega el papel de víctima en el contencioso con Madonna, no siempre ha
sido así. El fundador del Frente Nacional, Jean Marie Le Pen, reconoció
haber torturado en la guerra de Argelia «porque había que hacerlo».
También cargó contra los enfermos de sida. «Los sidosos, que respiran el
virus por todos los poros de su piel», afirmó y redujo a «un detalle de
la historia» la utilización de las cámaras de gas por los nazis para
llevar a cabo el holocausto.
La reina del... ¿plagio?
A la reina del pop hay quien también le discute su originalidad. Hace
dos días, la discográfica VMG Salsoul interpuso una demanda contra la
cantante por plagio. La acusan de usar en su éxito de 1990 «Vogue» bases
instrumentales de «Chicago Bus Stop (Ooh, I Love it)», un tema de 1977
de la orquesta Salsoul. Las nuevas tecnologías han llevado a la
discográfica a presentar la demanda después de dos décadas, ya que hasta
ahora era difícil de demostrar. En 2005, Madonna perdió un caso similar
por «Frozen», que se había inspirado en una creación del compositor
belga Salvatore Acquaviva.
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